27/01/2010

Un castro doméstico

El Progreso
27/01/2010
Ana Rodil

Cuando cualquier vecino de una aldea de Galicia hace inventario de sus bienes cuenta con una casa y, en algunos casos, un pedazo de tierra y unos pinos. Pero son muy pocos los que pueden decir que son dueños de un castro.

José Vázquez Otero, O Músico, descendiente de la 'Casa dos Carrelos' de Vilaoscura, en Sober, es el dueño de un castro un poco por herencia y un poco por pasión. Heredó de sus antepasados un pedazo de monte repleto de robles a pocos metros de la parroquia y, además de un alto valor natural, la parcela esconde los restos de una de las construcciones prerrománicas "máis ben feitas de toda a rodeada", apunta su dueño.

El castro, del que se conserva todo el perímetro exterior y varias paredes interiores, ocupa un terreno de poco más de una hectárea y está sobre una cumbre elevada a unos 350 metros sobre el nivel del mar.

La construcción pasó siempre desapercibida para los expertos en patrimonio y muchos vecinos aprovecharon las piedras de sus muros para emplearlas en nuevas paredes y en sus propias casas. Cuando se dejó de plantar pan en las parcelas de alrededor y de sacar leña del monte, el castro quedó totalmente abandonado hasta que hace cuatro anos José Vázquez se propuso comprar los terrenos que formaban parte de él y que no pertenecían a su familia. "A maioría do castro estaba en terreos da casa pero había algún anaco que non, así que mediante vendas e cambios fíxenme co terreo e agora quedanme uns 150 metros por comprar", destacó el músico.

José Vázquez reconoce que la mayoría de sus vecinos "non lle dan aprezo" a la construcción pero para él es una satisfacción ir al castro cuando los robles que lo rodean echan las hojas nuevas.

Gran aficionado a la geografía y la meteorología, Vázquez destaca de los restos prerrománicos que "están moi ben delimitados" y situados a unos 110 metros del río Cabe. La cumbre sobre la que se asienta el castro recibe agua del regato Fontal y en el año 1700 funcionaba en sus inmediaciones un molino.

Afirma este vecino de Sober que no le cuesta nada mantenerlo limpio "porque os carballos son cortalumes naturais e comen a maleza que teñen ó redor" así que su trabajo se limita a arrancar alguna hierba mala y poco más.

Excavaciones
El castro de Vilaoscura está perfectamente documentado y aparece en varios registros oficiales junto a otros de la zona. Además, algunos vecinos recuerdan que en algún momento se realizaron prospecciones sobre el terreno pero eso es algo sobre lo que no hay unanimidad.


A José Vázquez no le gusta la idea de que excaven en el castro para buscar restos de otras épocas porque al fin y al cabo "o que se ve é o que hai e o que pasou a criba do tempo", apunta. A mayores, el peligro que supone para el entorno natural y para los robles la posibilidad de que alguien llegue con una pala a levantarlo todo es algo que tampoco le satisface en absoluto.

Con ochenta y cuatro años José Vázquez pasa el tiempo en dos cosas: en el castro de Vilaoscura y con su saxofón.

Comenzó a tocar en el año 1944 y durante mucho tiempo vivió de la música. Eran los años de esplendor de las orquestas y cuenta José Vázquez que se cobraba bien.

Ahora forma parte de la banda de Sober en la que toca el saxofón barítono, un instrumento que pesa un poco más que los otros pero que "ten moi bo sonido", dice el experto. Este amante del patrimonio y de la naturaleza es uno de los músico en activo más mayores de Galicia.

Nenhum comentário:

Postar um comentário

Lembre que ao colocar un comentario nesta páxina asume a responsabilidade polo contido das súas opinións.