27/09/2010

Santa Linya, ¿arqueología y/o escalada?

desnivel.com
17/09/2010

Un documental realizado por la productora VLO analiza la polémica y los desencuentros entre el colectivo de escaladores y el equipo de arqueología en la Cova Gran de Santa Linya. Todas las partes implicadas dan su punto de vista.

Los orígenes
Según Rafael Mora, catedrático de historia e investigador de Santa Linya, este yacimiento “se descubre en 2002, no porque se hubieran hecho prospecciones, sino que son los vecinos de Sant Llorenç de Montgai, que ya conocían la cavidad, quienes nos traen aquí”. “Al llegar”, prosigue, “vemos que tiene muchas posibilidades a nivel arqueológico; es el momento a partir del cual se comienzan a pedir permisos y a trabajar de forma sistemática”.

En cuanto a Santa Linya como escuela de escalada, el equipador local Víctor Fernández explica cómo, allá por 2003, “un compañero me dijo que viniera a ver la cueva; al principio, no vi demasiadas posibilidades, pero ya había dos vías abiertas, con lo que no fuimos los descubridores. A partir de ahí, empecé a abrir vías más cortas, para explorar las posibilidades, y se enteró Dani Andrada; año tras año, empezó a crecer el número de vías y a venir más y más gente”.

La importancia arqueológica
“Habitualmente, cuando nos encontramos con un sitio arqueológico, este ya había sido agujereado y vaciado a principios de siglo, porque se conocía como yacimiento y han ido trabajando en él sucesivas generaciones de arqueólogos”, cuenta Mora, quien desvela que “la sorpresa de esta cueva es que en 2002 no se conocía a nivel arqueológico ni a nivel patrimonial y, por tanto, no había ningún sondeo hecho ni se conocía su potencial estratigráfico. Eso ya la hace importante en el sentido de que, si había registro arqueológico, estaría entero, nadie lo habría vaciado”.

El historiador explica también que “por su cronología a nivel cultural, tiene todas las transiciones, es decir, que tenemos prehisoria reciente, mesolítico, paleolítico superior y paleolítico medio, y tenemos todos los puntos de transición entre unos y otros, y eso la hace doblemente interesante. Además, si miramos un mapa de Cataluña, en el interior apenas tenemos muestras de prehistoria reciente, especialmente restos de actividad doméstica, que se concentran en la zona de la costa”.

En ese mismo sentido, se expresa Gemma Hernández, jefe del Servicio de Arqueología y Paleontología de la Generalitat de Cataluña: “La Cova Gran de Santa Linya es muy importante porque nos aporta una información muy valiosa desde el final de los últimos neandertales y lo que sería el hombre con unas características más modernas; nos hace un retrato de los últimos 50.000 años de nuestra evolución”.

La importancia para la escalada
El documental también ofrece la perspectiva de la importancia de Santa Linya para el mundo de la escalada deportiva. Víctor Fernández lo resume diciendo que “hay 40 vías por encima de octavo grado, que ya es un nivel muy, muy alto, y después tiene siete vías de noveno grado, que es el máximo grado encadenado. Y tener todas esas 50 vías juntas, una al lado de la otra, hace que toda la élite mundial quiera venir aquí”.

Dani Andrada también defiende uno de sus terrenos de juego favoritos: “Es una de las cuevas de mayor dificultad del mundo, con varias vías de 9a hacia arriba y varios proyectos por hacer. Hay dos vías que pueden ser de las más duras del mundo, que están todavía por encadenar. Realmente, nunca he encontrado una zona con tanta dificultad, tantas vías duras juntas”. El madrileño, afincado en Lleida en parte ‘por culpa’ de Santa Linya, concluye que “es un lugar muy especial para el mundo de la escalada; si no escalas, es difícil de entender que sea tan importante para el mundo de la escalada”.

Tan importante que ha llevado a otros escaladores de orígenes alejados a establecerse también en la zona como Daila Ojeda y Chris Sharma, que también intervienen en el vídeo. El californiano asegura que “en la cueva hay la concentración más alta de vías duras del mundo; en escalada deportiva no vas a encontrar un muro mejor que Santa Linya” y sentencia que “es un lugar perfecto para escalar; representa un estilo futurístico para la escalada”.

La problemática de las negociaciones
“Desde el equipo de inverstigación, se considera que han dado toda la información y explicaciones para intentar ordenar el tema y los escaladores consideran que han sido tratados de manera prepotente”, resume Gemma Hernández el conflicto. “Los escaladores, no responden a una estructura jerarquizada, no hay nadie que ostente la representatividad del colectivo; también estamos en contacto con la FEEC, pero tampoco representa a la comunidad de escaladores”, agrega, como una de las dificultades a la hora de negociar medidas.

Víctor Fernández plantea que “no necesitas un carnet para escalar, ni siquiera estar federado; y hay un desconocimiento tan grande de nuestro deporte que ni las autoridades saben si podemos escalar o no, o qué necesitamos y qué no”. “No nos hemos colectivizado nunca, porque no nos ha hecho falta organizarnos así; en cambio, los arqueólogos tienen el aval de la Generalitat y entonces todo lo hacen a través de ella. Nosotros lo hacemos todo individualmente y nos hemos sentido discriminados porque nunca hemos podido demostrar nuestra fuerza”, reflexiona Víctor.

Este es el punto donde la red de escaladores XESCA entra en acción, para intentar recoger el sentir del colectivo de escaladores y convertirse en interlocutor válido ante la administración. Eduard Burgada, responsable de la asociación, señala que “el problema que tienen los escaladores es que no se consideran como colectivo sino como individuos. Eso lleva a que normalmente la consciencia que hay por las otras partes es que son una panda, con cuatro por aquí y cuatro por allá… no tienen la sensación de que haya entidad. No podemos crear un grupo de presión, porque no estamos organizados”.

Organización temporal
A pesar de ese hándicap de representatividad, escaladores y arqueólogos han llegado al acuerdo de repartirse la cueva de Santa Linya temporalmente: el verano para las excavaciones y la primavera y el otoño para la escalada. En estas negociaciones ha intervenido, con un papel mediador, la alcaldesa del pequeño municipio al que pertenece la cueva, Les Avellanes i Santa Linya, Mª Carme Garrofé: “el Ayuntamiento intenta encontrar el equilibrio entre los dos estamentos; pensamos que se pueden hacer las dos cosas perfectamente. Además, los propietarios de los terrenos han delegado en el Ayuntamiento la representación en las negociaciones, con la voluntad de que las dos actividades se puedan realizar en la cueva”.

El hecho es que, para un pueblo pequeño, tanto escaladores como arqueólogos y escolares que visitan el yacimiento representan una fuente de riqueza económica y vitalidad social, deportiva y cultural a la que no están dispuestos a renunciar.

De todos modos, Gemma Hernández no duda en dar un sereno golpe de autoridad sobre la mesa: “El patrimonio arqueológico tiene la consideración de dominio público, es decir, una villa romana por ejemplo es de la Generalitat, aunque se encuentre dentro de una finca o solar de propiedad privada. Además, tenemos que tener en cuenta que los yacimientos arqueológicos en cueva no son sólo el substrato que contiene, sino que la cueva misma forma parte del monumento, porque está haciendo, por decir algo, de habitáculo; es como si a una catedral le quisiéramos negar que la estructura arquitectónica sea monumento, y que el monumento sea sólo el altar. Abriendo vías de escalada la están dañando; nadie dejaría que los escaladores abrieran vías en el Palau de la Música”.

Una apreciación respaldada también por el profesor de Derecho Administrativo de la Universidad Autónoma de Barcelona: “La consideración de dominio público de estos bienes hace que, no sólo disfruten de una especial protección, sino que al fin y al cabo sea la administración quien decida sobre los mismos. Esta protección implica que la administración debe cuidar del yacimiento y preservarlo, tanto del medio físico como de toda intervención humana, aunque no necesariamente debe contemplar que no se pueda realizar ninguna otra actividad”.

Compatibilidad
Los escaladores afirman con contundencia que la compatibilidad entre las dos actividades es posible, garantizando todo su respeto a los trabajos y las excavaciones. “Sólo tiene que haber voluntad por parte de todos”, comenta Víctor Fernández, “nosotros seguro que no dañamos nada, igual que los arqueólogos no tienen porqué dañar nada de la pared. Trabajamos con dos medios diferentes y los dos son suficientemente grandes y tolerantes como para llevar nuestra actividad a cabo aquí”.

El escalador y fotógrafo especializado Pete O’Donovan, habitual de la cueva, está seguro de que “lo podemos conseguir si todos somos más sensibles y entendemos los puntos de vista del otro. Los escaladores pueden existir sin dañar el entorno. Todos tenemos que contribuir a hacerlo bien. No tenemos que tirar basura, no debemos molestar más de lo necesario y, si es posible, tenemos que trabajar conjuntamente con ecologistas y arqueólogos”.

Futuro
También la alcaldesa Garrofé se muestra partidaria de la compatibilidad: “No pensamos en la prohibición de la escalada, ni mucho menos. Hace años que hacemos excavaciones, es muy importante lo que se está encontrando y creemos que se tiene que proteger, y la escalada es una actividad paralela que se puede seguir haciendo si hay respeto por lo que se va encontrando. El yacimiento está en la base de la cueva, la escalada en las paredes, y ceremos que será totalmente compatible. En un futuro lejano, ya veremos”.

Menos optimista es Gemma Hernández: “Empezamos pensando que sería un yacimiento del paleolítico medio y nos hemos encontrado también con restos del calcolítico y del neolítico, que son de vital importancia. Primero pensábamos que el yacimiento estaba centrado sólo en un lado de la Cova Gran, pero hemos podido documentar que no, que se ocupa toda la cavidad. Además, la cueva está inmersa en un proyecto de dinamización hacia las escuelas, que es la manera de devolver a la sociedad el esfuerzo y la inversión que se está haciendo en la investigación, con lo que hay continuas visitas guiadas de escolares, con todo el apoyo del Departament de Ensenyament, que ha dedicado incluso un profesor que solo se dedica a esto”.

La jefe del Servicio de Arqueología y Paleontología de la Generalitat termina diciendo “con el corazón en la mano, que estamos haciendo todo lo posible para que sea compatible, pero es muy agresivo la escalada en la Cova Gran. No quiere decir que la escalada tenga que desaparecer de la zona, pero quizás sí de la Cova Gran”.

Rafael Mora lo contextualiza diciendo que “llevamos aquí siete años y sólo hemos estudiado la potencialidad arqueológica que tiene, y todavía no hemos llegado a la base. Nuestro trabajo básicamente consistirá en preparar el yacimiento para que futuras generaciones puedan trabajar en él”.

¿Un futuro sin Santa Linya?
A los escaladores, no les seduce nada un futuro sin la posibilidad de escalar en Santa Linya. Víctor Fernández considera que “las dos actividades son lo suficientemente importantes y pueden aportar mucho a este pequeño pueblo; la gente es consciente de ello y está a favor de que las dos actividades se lleven a cabo. Nosotros seguiremos trabajando para demostrar que lo que hacemos es positivo para nosotros y para la gente del pueblo”.

“Sería una gran pena para el mundo de la escalada y el alpinismo que Santa Linya se cerrara”, afirma lacónico Iker Pou. Mientras Daila Ojeda apunta que “este es el centro de la dificultad en la Península y si lo cierran sería como poner una barrera a la escalada deportiva en nuestro país”.

Chris Sharma, por su parte, reflexiona que “la cueva es muy importante por su pasado, pero también lo es por lo que está pasando ahora, que son los récords mundiales que están saliendo de esa cueva. Son cosas muy importantes que hay que preservar también”.

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