03/03/2010

Hallados 270 "códigos de barras" del Paleolítico

Público.es
1/03/2010
Manuel Ansede

Hace 60.000 años, los hombres del refugio rocoso de Diepkloof, un complejo kárstico similar a la Ciudad Encantada de Cuenca ubicado en la costa occidental de la actual Suráfrica, partían en grupo para cazar durante días. En su travesía por las áridas tierras del sur de África, enterraban huevos de avestruz llenos de agua para disponer de una reserva de líquido en su camino de regreso. Y, cuando por fin volvían a su guarida, recuperaban las cantimploras escondidas bajo tierra. Cada uno recogía la suya, sin error, gracias a unas sencillas líneas grabadas en su cáscara. Como si fueran códigos de barras del Paleolítico. Los hombres de Diepkloof, sin saberlo, estaban creando una de las primeras tradiciones gráficas de la historia.


Para el arqueólogo Pierre-Jean Texier, que hoy publica en la revista PNAS el hallazgo de 270 cáscaras de huevo de avestruz con estos grabados, se trata sin duda de "la evidencia más antigua de un sistema de representación simbólica en los humanos modernos".


Nueve de los casi 300 fragmentos de huevo de avestruz encontrados en Diepkloof (Suráfrica)


Como los bosquimanos

A su juicio, 56.000 años antes de que la escritura apareciera en Egipto y Oriente Medio, los cazadores de Diepkloof ya empleaban las incisiones en los huevos para transmitir información, "como la identificación de un grupo o de un individuo". "No tenemos una prueba irrefutable, pero nuestra hipótesis concuerda con el comportamiento actual de los bosquimanos de Suráfrica, que siguen haciendo exactamente lo mismo", explica Texier, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia.


El catedrático de Prehistoria Javier Baena, de la Universidad Autónoma de Madrid, considera "fantástico" el hallazgo en el refugio de Diepkloof, pero es más escéptico sobre sus repercusiones. Para Baena, que no ha participado en el estudio, "la novedad de estos grabados no es tan alta como la que en su momento representaron los de la cueva de Blombos". En este yacimiento, cercano al de Diepkloof, se han encontrado en los últimos años unos pocos pedazos de mineral ocre con inscripciones geométricas muy similares a los ahora descritos. Pero con una antigüedad de hasta 100.000 años. Y Baena recuerda también el hallazgo de una tibia de elefante en el yacimiento alemán de Bilzingsleben, en cuya superficie alguien realizó más de dos decenas de incisiones paralelas hace unos 350.000 años.


Para Baena, la importancia de los huevos de avestruz de Diepkloof es que demuestran, junto a otros descubrimientos, que los primeros Homo sapiens de África ya tenían "un sentido muy desarrollado de la iconografía, y seguramente de los aspectos simbólicos, que se anticipa unos 30.000 años a lo que encontramos en Europa".

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